domingo, 29 de mayo de 2011

Los ojos del tuareg

Pues este lo empezé cuando terminé el anterior y lo he terminado esta tarde. Así que la historia continua.

Aun en la hora de su muerte, el patriarca Gacel Sayah supo comportarse como un inmouchar orgulloso de su estirpe tuareg. Su lucha encontra de una de las más feroces dictaduras del planeta había hecho derramar ríos de tinta en Occidente y sus hazañas habían traspasado las fronteras. Sin embargo, como consecuencia de su gesta, su esposa e hijos sufrieron en sus carnes la deshonra y el deshonor. Forzados a emprender un doloroso exilio y a abandonar su tradición de nomadismo, pasaron a engrosar las hordas de marginados en los arrabales de una populosa ciudad del norte africano. Pero los años de dura reclusión urbana no evitarían que el clan Sayah se cuestionara la que consideraban una vida indigna para el Pueblo del Velo y decidieran entregarse, nuevamente, a las añoradas inclemencias del desierto. Empapados del espíritu tuareg, los Sayah comenzarían a reconstruir su vida, sin saber que el tiempo y el progreso habían alterado hasta el más recóndito grano de arena de su paraíso perdido.                                        

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