A todos nos utilizan en un momento u otro de nuestras vidas. Es más, a menudo lo aceptamos con gusto. Es un trato que se hace conseguir lo que se quiere o lo que se necesita. En definitiva, una transacción justa y consensuada... la mayoría de las veces. Pero sentirse utilizado es otra cosa. En ese caso, no eres más que un instrumento de la ambición del otro. Espectador entre el público y testigo mudo de su fantasía.
Ghostgirl.
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